Antes de pedir un préstamo, todas las entidades crediticias reguladas necesitarán comprobar si puedes permitirte hacer los pagos puntualmente cada mes y durante todo el plazo comprometido. La cantidad mensual a la que te comprometes nunca debe ser superior a tu margen de ingresos disponibles.
Para calcular tu margen disponible, calcula primero los gastos fijos que tienes que pagar cada mes – por ejemplo, el alquiler, la comida, los viajes y cualquier otro compromiso financiero que tengas. Después de sumarlos, puedes restar esta cantidad de tus ingresos mensuales habituales para calcular tu margen mensual. No deberías intentar aportar más que esto a tu constructor crediticio.
Si quieres que te ayudemos a resolverlo, ponte en contacto con nosotros.